La Maria Antonieta de Coppola (Sofia), nos muestra a una chica (con mentalidad de siglo XXI) metida en una carcel de oro de siglo XVIII, donde es condenada a tener hijos con quien no quiere y donde se refugia en borracheras de dulce, alcohol y juego. Todo con ese toque con el que sorprendió, merecidamente, en Las Vírgenes Suicidas, pero que aquí llega a veces a parecerse demasiado a un anuncio de colonia. Pero la esencia es la misma: Un personaje principal metido en un mundo que no le pertenece, ya sea Versalles, Tokio y La Adolescencia.
A pesar de sus defectos( a parte del ya mencionado,podría decir y digo que el retrato de Maria Antonieta se vuelve en ocasiones hueco o manido), es obvio que estamos ante una buena película, alejada, eso sí, de sus dos anteriores. No sólo es un placer visual, sino un retrato de una evidencia: los monarcas de antes y de ahora viven con los ojos cerrados a un mundo al que, si se le cabrea dándole la espalda, responde como respondieron en Francia. Esa escena en la mesa, bebiendo vino, comiendo lujo y escuchando el grito incesable de Francia es lo mejor de la película.
y que me dices de la banda sonora…?
La banda sonora….cuando hablo del toque Sofia Coppola hablo también del uso de la música, querida Noe. Hay a quien le ha sorprendido que la música clásica se mezcle con temas, instrumentales o no, de Air, Strokes, The Cure (Sí, sí). Pero lo de Air no es novedad. No hay más que ver Las Vírgenes Suicidas o Lost In Translation. Y el resto…no desentona en la Francia prerevolucionaria porque Maria Antonieta (la de la película, no la real) es un personaje salido de nuestro días y hace entonces lo que hace la juventud de ahora: encerrarse con sus amigas para ignorar el corsé adulto, irse de fiesta a escondidas, amanecer resacosos ante un amanecer impresionante…El alma de la M. Antonieta es de ahora, por lo que la música ha de serlo, según Sofía Coppola.
Besos, vecina.