¿Te ves?
Pasas las hojas como pasa el tiempo.
Das pasos huecos con la fuerza de un niño dormido.
Las herramientas que alcanzó tu verbo se doblan.
Las llaves que abrieron puertas, bocas y piernas arden con la cerilla de las tripas revueltas.
Si te vieras ya hubieras gritado, ya hubieras empujado al que te escribe al vacío de tu ruinoso despertar.
Lo demás, madera.
C.D.G.
Deja una respuesta