Yo existo de vez en cuando.
Como la lluvia en Alicante,
como los Juegos Olímpicos.
Como mis aciertos
y la lasaña mixta en mi plato.
Como la espalda del mimo.
De vez en cuando.
Y en mitad del parpadeo me pregunto si quizás
sea mejor hablar sólo de lo que no se sabe.
Mirar sólo lo que nos pertenece.
Ser, cómo lo diría,
un sincero incordio.
De vez en cuando.
C.D.G