Foto de Trent Parke.
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Cuando todo el mundo parece inmerso en una carrera hacia ninguna parte, él para sus pasos y se quita el sombrero. Lo sacude en sus pantalones para ahuyentar lo que acaba de pensar. Con el sombrero en su mano mira otra vez el cielo buscando un avión, pero sólo ve nubes gordas y lentas.
Vuelve a ponerse el sombrero. Vuelve a andar.
Y recorre la ciudad en busca de una mesa de bar, de un banco de parque, de un temblor de teléfono móvil, de una sonrisa entre dos coches. Huye de las calles principales para llegar a sus lugares principales. Y entonces, cuando se sume en una montaña de recuerdos, oye en lo alto el ruido del avión que deja la ciudad. Pero no se quita el sombero, no mira el cielo. Se queda paseando con los ojos derrapando a ras de un pasado que se larga entre las nubes y le persigue en el asfalto.
Cuando todos saben adónde van y él está inmerso en una carrera hacia ninguna parte.
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C.D.G