
Madrid, Londres, Houston, Katmandú. No hay médico en el mundo que sepa cómo curarme, pero sospechan que el reposo me vendrá bien. Vuelvo a casa exhausto, me río de las batas blancas y tiro las plantas muertas, afino la guitarra, abro el minibar y llamo a tu casa. Te digo que eres mala, que mereces el infierno, que se acabó eso de buscarte en cada esquina con pasos de llanto…te digo que quiero verte mañana mismo y comerte de tanto que te echo de menos, de tanto que te quiero.
Y cierro el minibar.
—
C.D.G
Aquí va el otro microrrelato que tuve la suerte de que fuera leído como segundo de los tres finalistas en Relatos con Banda Sonora ( en este caso tocaba Mi enfermedad, de Los Rodríguez), de la cadena Ser, la semana pasada. El resultado, ya se dijo por aquí.