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Se rindió.
Primero asomando su brazo por la ventana y, con el brazo, un pañuelo blanco y lleno de lágrimas.
Después asomando su cara por la ventana y, con la cara, unos ojos rojos y sin rastro de lágrimas.
Y finalmente asomando todo su cuerpo por la ventana y, con el cuerpo, una caída negra y llena del rastro de la esperanza de que alguno de los vencedores, al ver su cuerpo mordido por el asfalto, tuviera que secarse sus lágrimas con un pañuelo y su culpa con otra ventana.
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C.D.G
Fotografía de Zdenka Pregelj.
Una caída en tres etapas y una historia que acaba de empezar. Muy ingenioso !!!
Como siempre, genial !!!
Un beso, Carlos !!!
Tanto como genial…
Pero muchas gracias Atenea.
Un beso
Va creciendo la historia como sube un pastel en el horno: visualmente, físicamente, ante la atención del lector. triste micro circular, sin final.
Bueno, muy bueno (como siempre)
Un beso, Carlos.
Muchas gracias, Amparo. Me quedo con el pastel.
Un beso.
CDG, la guerra al ser un acto irracional no entiende de cordura y sólo se persigue tal o cual objetivo de forma salvaje. Ojalá estuvieran prohibidas y quien las fomentara estuviera castigado sin recreo todo el curso de su vida.
Buen juego increscendo en este microrrelato.
Un abrazo, crack.
Quizás es que somos más salvajes de lo que creemos…
Un abrazo Nicolás y muchas gracias.
Un domino interminable y doloroso, si es que en alguno de los vencedores se produce una lágrima.
Me ha gustado mucho, ese, crecer, poco a poco; para volver a una especie de punto de partida infinito.
Muchas gracias, Luisa. Como tú has dicho: el círculo sólo lo será si…
Un beso.
derrota en bucle. así son todas las guerras. nunca gana nadie. me ha encantado maestro.
Muchas gracias, Raúl.
¿Maestro?
Sin vencedores ni vencidos…. nadie gana en guerra alguna.
La música de Delerue en esta película de Truffeau ( que es una de las obras maestras del cineasta,) en la que se deja la piel con toques autobiográficos no podía explicar mejor esta derrota del ser, de la ruptura, de nuestros instintos más crueles y del inextricable laberinto de nuestra conciencia y nuestra capacidad de perdón)
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Te beso, Carlos.
La Piel Suave es una joya (otra más) de Truffaut. Recordé esa maravilla de su compositor favorito y aquí la puse para acompañar ese salto, esa esperanza…pero paro, que nunca cuento el por qué. Es cierto que, además, el propio argumento de la película tiene cierto paralelismo que has explicado mejor de lo que yo haría, aunque traten de dolores distintos.
Gracias como siempre.
Un beso.
Una pena que se rinda a un contrario equivocado. Los enemigos no son los soldados sino quienes los mandan, y estos jamás derramarán una lágrima compasiva.