Vuelve sin saber que antes se fue: no hay peor regreso. Se extraña, lo notamos, de las muestras de afecto que le damos en el bar, de las rebajas en la sastrería, de las barras siempre calientes que le da la panadera; pero prefiere no manifestar su sorpresa: da las gracias, sigue el juego y continua viviendo en ese estado paradisíaco hasta que los días vuelvan al gris habitual y nuestro afecto, las rebajas y el calor también. Entonces volverá a irse sin saber que en realidad se queda: no hay peor huida.
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C.D.G
Mientras siga andando… aunque como un ratoncito en una jaula, poca gracia tiene.
Pobre.
Mejor salir disparados y en línea recta.
😉
Qué bueno leerte.
Un beso.
Vivir huyendo y aun así, no mejorar ni un cachito la técnica. Me quedo pensando.
Saludos van, C.D.G.
el mismo maldito día de la marmota!
No saber si vas o vuelves, si estás o te has ido porque todo es pura repetición, es una gran condena.
Abrazos a conciencia.