Arde mi libro de familia.
Y a su luz brillan los rostros
que han oscurecido el mío.
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Palmadita en mi hombro.
Añoro la guerra civil
que merece este tipo.
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Quiere de mí
lo que querría ser él
para su hija.
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Soy una más
en los brazos abiertos
que no me dejan ser yo.
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Nos arrepentiremos
de las paellas sin hambre
bajo el sol que nos enmascara.
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En su última cena
solo Judas
fue sincero.
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Una voz que casi no es voz
me arrastra por amor a su hija
a ser verdugo de lo que soy.
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Me quisieron
como al hijo
que no quisieron tener.
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Un halago en la voz de tu sangre.
Y en mi sonrisa adolescente
una mentira que me abre tus puertas.
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C.D.G
Fotografía: Steve Schapiro
Por suerte hace años que me libré de todo ese fingimiento familiar y de sus Judas…
Sin padrinos, se vive mejor…
😉
Un beso, crack.
Todos son excelentes, el de la paella lo bordaste.