El plano secuencia,
empeñado en ser necesario y elegante,
nos perjudica.
Filigrana peligrosa.
Sin cortes se rasga nuestra farsa.
Y es misión imposible
pasear junto al ojo que todo lo ve
sin que lo que somos sangre
por esa farsa rasgada.
Lo nuestro es Luhrmann,
brillantes espasmos de imagen de mierda
donde quepa la nada encerrada en un segundo.
Donde todo es posible
y ganamos el primer premio
del carnaval de lo estable.
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C.D.G