Acaricié la llama que escupía la sombra que me perseguía por todos los sueños que tuve en la noche que jamás contaré a los nietos que nunca tendré al otro lado del espejo que se ha cansado de mentirme y de mostrarme una mirada limpia con un fondo de océano pacífico y un rostro de neoclásica belleza colgada en un museo abarrotado de gente arrebatada que ha pagado veinte euros y tres horas de cola para olvidarse o hacer que se olvida o no decirse que tiene que olvidarse de la llama que escupe la sombra que es mía y no solo mía porque es de ellos y no solo de ellos.
Pero no corramos, que nos persigue.
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C.D.G
Despacito.
Alejados de las sombras y los cuerpos sin almas, mejor.
Me has dejado sin habla…
Un beso sucio y de los de un viernes tras el espejo, sin comas ni sombras que nos delaten.
😉